nº de operario: 1588

Yo, yo, yo, la serotonina y mis "cosiquicas de cotón"

8.7.06

La culpa la tiene Barrio Sesamo



La disfuncionalidad que cada vez está más presente en nuestras vidas tiene sin duda su origen en los modelos de adultos que la televisión ochentera nos ofrecía.

Barrio Sesamo es un buen ejemplo de esto. A pesar de su aparente inocencia y buenrollismo, escondía un mensaje subliminal que muchos descubrimos demasiado tarde. En este barrio los niños eran amigos de un erizo enorme y rosa, que vivía en una chabola verde en medio de la calle, de una ambigüedad sexual evidente (quien se atreve a asegurar si Espinete era macho o hembra), frecuentando a Don Pimpón, un señor mayor, creo que muy viajado (seguro que era conocido en todos los burdeles de Tailandia), rodeado de dos hermanos pululando por la calle como unos gamines sin hogar. Al frente de estos arrapiezos estaba una niña larguirucha de pelo rizado, con una particular forma de hablar, llamada Ruth que ya apuntaba maneras de lo que vendría después. También aparecía Ana, una veinteañera, más que probable maniaca depresiva, que vivía sola sin oficio ni beneficio (decía que estudiaba), con el aspecto de no ser soportada por ningún ser de su edad, buscando en los niños el sentido a una vida, que no lograba llenar ni el macramé, ni los canutos que (seguro) fumaba en la soledad de su casa. Y que decir de Chema el panadero; aparentemente era un chico normal, el único que trabajaba (debía ser el que mantenía a este grupo de parásitos) pero, ¿no estaba siempre demasiado contento?, ¿no padecía de unos ataques exagerados de hiperactividad?, ¿no estaba demasiado tirillas (recordar esos pantalones de pitillo y esas mallas, sí, sí… MALLAS que llevaba). Y lo más importante: ¿no estaba siempre rebozado en un polvo blanco que él decía que era “harina”? Está claro, Chema el panadero era yonki.

El resto de los personajes eran meras comparsas: el kioskero, los dueños de la horchatería, figuras decorativas para barnizar el verdadero mensaje destructivo de esta serie nefasta.

Que se puede esperar de nosotros si nuestros modelos eran pederastas, okupas, gays, depresivas y drogadictos, que estaban todo el día en la calle haciendo lo que les pasaba por el coño. No me extraña que venga el Papa a salvarnos alabando la familia como dios manda, porque a nosotros ya no nos salva ni Michael Knight.

1 comentarios:

A las 12:28 a. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

¡¡¡Muy bueno!!! Sólo falta que seas algo más productivo, siempre y cuando la "madre" del operario 1588 lo permita.
besicos. atopos.

 

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